lunes, 14 de mayo de 2012

Capitulo 19 Verdades


Al llegar a casa no saque ni la ropa de la maleta, directamente me puse mi bonito pijama lila y me tumbe en la cama, empecé a pensar en todas las anécdotas del viaje y en cuestión de segundos me dormí.
Cuando desperté la noche lo albergaba todo, me levante de un salto con unas ganas impresionantes de salir al jardín y mirar la luna. Me puse mis zapatillas suaves y salí. La noche era tranquila y mis padres debían dormir ya porque todas las luces estaban apagadas, me senté en la escalera desde donde veía la luna ya que la magnolia no la tapaba. En el silenció solo se oían a los pequeños grillos cantar, el césped se veía negro, aunque la luz de la luna lo iluminará.
Oí un sonido procedente de la magnolia, pensé en mi perra que estaría allí, después un ruido a mi espalda que hizo que me volviera, mire a lo alto de la escalera y allí estaba Kisa mi pastor alemán, si ella estaba ahí ¿quien estaba al lado de la magnolia?
Mi pulso se aceleró y el miedo empezó a invadirme, forcé la vista para ver que era, de repente salió, era Damien. Suspiré tranquila sabía que él no era peligroso, le sonreí, me levanté de la escalera y fui hacía él.
-¿Qué haces aquí amor?- Le abracé aunque noté que estaba tenso, levante la vista y miré sus hermosos ojos.
-He venido a decirte la verdad como prometí.- Me aparté de él cogiéndole la mano.
-Pues pasa, la puerta por la que he salido da a mi pasillo y mis padres ni la oirán.- Le vi sonreír y se dejó arrastrar a mi habitación.- Se que no es la octava maravilla pero es mía jeje.-Oí su risa melodiosa mientras entrabamos.
Una vez dentro nos sentamos en mi cama, y le miré.
-Bueno Kasia es la hora de la verdad, espero que no te horrorices-Le observé sin comprender de que me podía horrorizar de él.- Soy un monstruo, y soy peligroso.
-Lo dudo.
-No lo dudes, soy un demonio de la noche, te podría matar con una sola mano...- Parecía no tener valor para decirme que era- Soy un vampiro, Kasia amor.
Estaba paralizada no sabía que responder, Damien se levanto despacio para alejarse de mi, no pude resistirlo me lancé hacía él para que no se fuera.
-Me da igual, te amo.- Note el tacto frío de sus labios sobre los míos.
-Tengo que decirte algo más, llevo tiempo observándote y cuidando de ti- No supe a que se refería hasta que mire sus ojos- Nos conocimos hace años en tu vida pasada, te deje sola y te perdí, te mataron y no pude evitarlo- Vi las lágrimas rodar por sus mejillas.- Por eso te resulto tan familiar aquel cuadro, aquella joven princesa eras tu, tu eras Gabrielle.
Le abracé con fuerza.
-Pero cumpliste tu palabra, volviste a por mi.- Vi la sorpresa en sus ojos.
-Yo no te he hablado de una promesa.
-Pues como si lo hubieras echo, por cierto quiero que bebas de mi otra vez.
-¿Como sabes que bebí de ti?
-Porque yo quiero que bebas de mi y supongo que si antes era la misma querría lo mismo.- Pareció entender mi razón.
Me abrazo inclinándose sobre mi, beso mis labios y luego mi garganta. Sentí un pequeño pinchazo, después la agradable sensación de compartir lo que era con él.
De repente desapareció esa agradable sensación y sentí la frialdad de su lengua en la herida.
-¿Tu saliva es curativa?-Pareció sorprendido al oír mi voz y se limito a asentir. Toque mi garganta donde no había rastro de la mordedura, como si no hubiera pasado.
Le bese y él siguió mi beso inclinándose cada vez más sobre mí, acabamos los dos tumbados en mi cama acariciándonos y besándonos con la ilusión de que nadie estropearía nuestro momento.

Sentí sus brazos fríos al alrededor de mi cuerpo, sus caricias hacían que me estremeciera y quisiera mas, acarició mis curvas deteniéndose donde empezaba mi camiseta, la cogió y tiro de ella dejando mi pecho al descubierto, bese sus labios acariciando su torso, era fuerte y de musculatura marcada, me libre de la camisa que lo cubría, era una lucha entre su cuerpo frío y el mio ardiente. Sus manos eran diestras y dulces a la hora de quitarme la ropa, en cambio las miás eran torpes y lentas. Sus besos apasionados recorrieron todo mi cuerpo como si me devoraran, cada beso hacía que un escalofrío de placer recorriera mi columna, levante su rostro entre mis manos y lo bese, note su lengua jugando con la mía, note un escalofrío cuando con sus manos me recorría el cuerpo llegando a mi secreto allí pararon entre caricias y besos, sentí su mano jugar con mi cuerpo, jugar con aquello que me producía placer, su beso se volvió mas apasionado cuando un pequeño gemido escapo entre mis labios.
La calor se apoderaba de mi mientras mi respiración se iba acelerando, me faltaba el aire, pero la excitación no me permitía parar, le quería dentro de mi aunque fuera el ser más peligroso que me encontrara jamas. Acaricie su miembro mientras sentía que sus caricias se volvían mas fuertes y seguras, nunca pude imaginar que el pudiera sentir aquello hacía mi. Lo dirigí hacía mi interior, quería recibirle en mi.
Sentí una placentera sensación cuando el frío penetró en mi, calmando al calor que me invadía, no se cuanto duro aquella sensación, fue maravillosa de entre sus labios se escapo un gemido al igual que de los míos, en ese momento supe que yo era para él que solo lo amaría a él, nuestros cuerpos encajaban a la perfección.
Tapados con mi manta sentí como besaba mi cabello mientras nuestras respiraciones se relajaban al igual que mi cuerpo después de recibirlo. Oí su dulce voz mientras cogía aire, me decía que descansará sentí sus brazos envolviéndome y sus labios besando mi cuello, intenté mantenerme despierta pero el sueño me invadió.

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