lunes, 14 de mayo de 2012

Capitulo 19 Verdades


Al llegar a casa no saque ni la ropa de la maleta, directamente me puse mi bonito pijama lila y me tumbe en la cama, empecé a pensar en todas las anécdotas del viaje y en cuestión de segundos me dormí.
Cuando desperté la noche lo albergaba todo, me levante de un salto con unas ganas impresionantes de salir al jardín y mirar la luna. Me puse mis zapatillas suaves y salí. La noche era tranquila y mis padres debían dormir ya porque todas las luces estaban apagadas, me senté en la escalera desde donde veía la luna ya que la magnolia no la tapaba. En el silenció solo se oían a los pequeños grillos cantar, el césped se veía negro, aunque la luz de la luna lo iluminará.
Oí un sonido procedente de la magnolia, pensé en mi perra que estaría allí, después un ruido a mi espalda que hizo que me volviera, mire a lo alto de la escalera y allí estaba Kisa mi pastor alemán, si ella estaba ahí ¿quien estaba al lado de la magnolia?
Mi pulso se aceleró y el miedo empezó a invadirme, forcé la vista para ver que era, de repente salió, era Damien. Suspiré tranquila sabía que él no era peligroso, le sonreí, me levanté de la escalera y fui hacía él.
-¿Qué haces aquí amor?- Le abracé aunque noté que estaba tenso, levante la vista y miré sus hermosos ojos.
-He venido a decirte la verdad como prometí.- Me aparté de él cogiéndole la mano.
-Pues pasa, la puerta por la que he salido da a mi pasillo y mis padres ni la oirán.- Le vi sonreír y se dejó arrastrar a mi habitación.- Se que no es la octava maravilla pero es mía jeje.-Oí su risa melodiosa mientras entrabamos.
Una vez dentro nos sentamos en mi cama, y le miré.
-Bueno Kasia es la hora de la verdad, espero que no te horrorices-Le observé sin comprender de que me podía horrorizar de él.- Soy un monstruo, y soy peligroso.
-Lo dudo.
-No lo dudes, soy un demonio de la noche, te podría matar con una sola mano...- Parecía no tener valor para decirme que era- Soy un vampiro, Kasia amor.
Estaba paralizada no sabía que responder, Damien se levanto despacio para alejarse de mi, no pude resistirlo me lancé hacía él para que no se fuera.
-Me da igual, te amo.- Note el tacto frío de sus labios sobre los míos.
-Tengo que decirte algo más, llevo tiempo observándote y cuidando de ti- No supe a que se refería hasta que mire sus ojos- Nos conocimos hace años en tu vida pasada, te deje sola y te perdí, te mataron y no pude evitarlo- Vi las lágrimas rodar por sus mejillas.- Por eso te resulto tan familiar aquel cuadro, aquella joven princesa eras tu, tu eras Gabrielle.
Le abracé con fuerza.
-Pero cumpliste tu palabra, volviste a por mi.- Vi la sorpresa en sus ojos.
-Yo no te he hablado de una promesa.
-Pues como si lo hubieras echo, por cierto quiero que bebas de mi otra vez.
-¿Como sabes que bebí de ti?
-Porque yo quiero que bebas de mi y supongo que si antes era la misma querría lo mismo.- Pareció entender mi razón.
Me abrazo inclinándose sobre mi, beso mis labios y luego mi garganta. Sentí un pequeño pinchazo, después la agradable sensación de compartir lo que era con él.
De repente desapareció esa agradable sensación y sentí la frialdad de su lengua en la herida.
-¿Tu saliva es curativa?-Pareció sorprendido al oír mi voz y se limito a asentir. Toque mi garganta donde no había rastro de la mordedura, como si no hubiera pasado.
Le bese y él siguió mi beso inclinándose cada vez más sobre mí, acabamos los dos tumbados en mi cama acariciándonos y besándonos con la ilusión de que nadie estropearía nuestro momento.

Sentí sus brazos fríos al alrededor de mi cuerpo, sus caricias hacían que me estremeciera y quisiera mas, acarició mis curvas deteniéndose donde empezaba mi camiseta, la cogió y tiro de ella dejando mi pecho al descubierto, bese sus labios acariciando su torso, era fuerte y de musculatura marcada, me libre de la camisa que lo cubría, era una lucha entre su cuerpo frío y el mio ardiente. Sus manos eran diestras y dulces a la hora de quitarme la ropa, en cambio las miás eran torpes y lentas. Sus besos apasionados recorrieron todo mi cuerpo como si me devoraran, cada beso hacía que un escalofrío de placer recorriera mi columna, levante su rostro entre mis manos y lo bese, note su lengua jugando con la mía, note un escalofrío cuando con sus manos me recorría el cuerpo llegando a mi secreto allí pararon entre caricias y besos, sentí su mano jugar con mi cuerpo, jugar con aquello que me producía placer, su beso se volvió mas apasionado cuando un pequeño gemido escapo entre mis labios.
La calor se apoderaba de mi mientras mi respiración se iba acelerando, me faltaba el aire, pero la excitación no me permitía parar, le quería dentro de mi aunque fuera el ser más peligroso que me encontrara jamas. Acaricie su miembro mientras sentía que sus caricias se volvían mas fuertes y seguras, nunca pude imaginar que el pudiera sentir aquello hacía mi. Lo dirigí hacía mi interior, quería recibirle en mi.
Sentí una placentera sensación cuando el frío penetró en mi, calmando al calor que me invadía, no se cuanto duro aquella sensación, fue maravillosa de entre sus labios se escapo un gemido al igual que de los míos, en ese momento supe que yo era para él que solo lo amaría a él, nuestros cuerpos encajaban a la perfección.
Tapados con mi manta sentí como besaba mi cabello mientras nuestras respiraciones se relajaban al igual que mi cuerpo después de recibirlo. Oí su dulce voz mientras cogía aire, me decía que descansará sentí sus brazos envolviéndome y sus labios besando mi cuello, intenté mantenerme despierta pero el sueño me invadió.

domingo, 8 de abril de 2012

Devoraré


Devoraré cada recuerdo junto a ti,
así formaras parte de mi,
ya que tu eres mi mejor parte.

Devoraré cada momento junto a ti,
dulce placer para mi,
sentir tus labios al besarte.


Con la ayuda de mi dulce caballero
Te amo mi vida 

martes, 27 de marzo de 2012

Capitulo 18 El palacio



Cuando volví en mi sentía como las lagrimas rodaban por mis mejillas y los brazos de Damien a mi alrededor. Elena se levantó de la cama y se fue de la habitación, ella sintió que necesitaba a Damien a mi lado. Su voz era dulce, me acarició el rostro mientras me decía:
-¿Que te a pasado amor?- Sus ojos de plata me observaban mientras sentía su tacto helado en mi rostro.
-He soñado que moría, me golpeaban y la niebla no me protegía.- Vi la sorpresa en lo ojos de Damien.
-¿Que niebla mi corazón?- Me acurruque en él para que me sujetara con fuerza.
-Son solo sueños no te preocupes- Damien me miro preocupado, beso mi frente soltándome y se tumbo a mi lado.
-Ven a mis brazos princesa, intentare protegerte de tus pesadillas.- Me abracé a él sintiendo como los parpados se me cerraban.

Damien me despertó acariciándome la cara y besándome con dulzura, me costó apartarme de sus brazos para poder ir a vestirnos y desayunar.
Esa mañana fuimos a un mercadillo a pasear, cuando me di cuenta nos habíamos separado de los chicos, Elena y yo seguimos paseando entre puestecitos mientras mirábamos las artesanías que vendían, todas eran pequeñas cosas echas a mano. Llegamos a un puesto donde había un mujer que decía ser una adivina, Elena se moría por ir a que nos leyera el futuro, asentí mientras nos acercábamos.
La mujer tomo mi mano y la observo, con su contacto sentí como la energía me recorría. La estudio detenidamente, me miro con los ojos desorbitados.
- Jovencita tienes a la muerte posada en tu hombro,- La mire como si dijera una locura- pero la muerte te protege, su guadaña esta a tu alrededor para que nada se acerque a ti, pero piensa que esta muerte no es infalible.- Mire a Elena que se encontraba junto a mi, la mujer se echo a reír.- Miras al lado equivocado,- Estiro de mi mano hasta que me encontré a poca distancia de aquella mujer que olía a lavanda- cuidado con el regalo del mar, siempre a sido tuyo pero te traerá problemas.
Fue el turno de Elena, le tomo la mano y la miro, la mujer se asusto ante Elena.
- ¿Para que acudes a mi?- La mujer soltó la mano de mi amiga y esta la estudió sin alterarse lo mas mínimo.
-Para conocer mi futuro.- Elena lo decía tranquila pero sus ojos verdes brillaban de una forma que me asusto incluso a mi. La mujer me miro directamente a los ojos.
- Pequeña niña sujetate a la muerte que mora a tu lado y no confíes en nadie mas.- Elena la miro iracunda.
- Tienes que ver mi futuro, Kasi ya sabé su suerte.- Di un pequeño paso hacía atrás, no era capaz de entender a que se refería aquella mujer con la muerte.
-Sabes que no puedo y nunca podre, a ti nadie puede leerte el futuro.- Elena se levanto tomo mi mano y salimos de allí.
Al poco rato de pasear las dos en silenció nos encontramos a los chicos, el abrazó de Damien me reconforto, pero el era demasiado perfecto para ser la muerte que la mujer nombro.
El resto del día paso como otro cualquiera, volvíamos a ser estudiantes que nos quedábamos en nuestra habitación jugando a juegos de cartas y riéndonos.

Me levante de muy buen humor ya que tenía unas ganas descomunales de ir a ver el museo que se encontraba en el antiguo palacio real, mis amigos no entendían mis tremendas ganas de visitarlo, el único que parecía comprenderlas era Damien, él me conocía mas de lo que me conocía yo a mi misma porque yo no sabía de donde salía ese deseo.
Al entrar en el edificio sentí una gran sensación de paz y tranquilidad, como si me encontrara en mi hogar, recorrí los pasillos de la mano de Damien hasta que me pare delante de una pintura que llamo muchísimo mi atención, eran los miembros de la familia real, todos muertos en la revolución. En el trono se sentaba un hombre de rostro duro y ojos verdes, se apreciaba el tono marrón de su cabello, era un hombre que parecía tener una gran autoridad y poder. A su lado la reina, lucia una bonita corona y una sonrisa dulce en sus labios, tenia los ojos azules como el mar que destacaban con su cabello rojo como el fuego. En la falda de la mujer había una niña de cabellos marrones como el hombre y ojos azules como la mujer, en los brazos de la niña había una muñeca muy parecida a la que descansaba en la estantería de mi habitación. Lo que mas llamo mi atención era la chica que se encontraba al lado del rey, una joven de cabello rizado y rojo como la reina y ojos verdes como el rey, su rostro era dulce, me di cuenta que me parecía a ella. Y prendido a su cuello mi medallón, saque el medallón que reposaba dentro de mi camiseta y lo compare con el de la chica del cuadro, era el mismo. Me sorprendí muchísimo, sentí los brazos de Damien que impedían que yo cayera al suelo. Le mire con lo ojos muy abiertos.
-Damien, ¿Sabes quien es?- El asintió mirando hacía el cuadro.
-Es la princesa Gabrielle muerta en la revolución, nadie sabe que paso con la otra niña, la princesa Eleni. Cuenta la leyenda que al morir la princesa Gabrielle su amante lanzó su medallón a un río.- Damien sonrío mientras yo observaba el medallón que reposaba en mi pecho.
-Pues es igual que el mío.- Damien me beso con dulzura.
-No te comas la cabeza por eso, sigamos viendo cuadros.- Mi mente iba muy deprisa, ya que yo encontré mi medallón en el mar.
Solo hubo otro que me hizo parar a observarlo, se veía a las princesas sonriendo en un precioso jardín rodeadas de flores muy hermosas, una sensación cálida invadió mi pecho, sentí como las lagrimas rodaban por mi rostro, no entendía porque pero no dejaban de caer. Damien me abrazo mientras besaba mis lagrimas.
Al salir del museo fue como si mi mente hubiera viajada al pasado, como si todos sus pasillos lo conociera como conocía los de mi propia casa.

Los dos días de viaje que quedaban fueron menos raros, aunque parecía que conocía las calles de la ciudad y entendía y hablaba el idioma sin problemas a pesar que yo nunca había estudiado francés.
El último día recogimos todo nuestro equipaje y volvimos a casa.

sábado, 24 de marzo de 2012

Capitulo 17 La adivina



Me sorprendió el tono sombrío de su voz al decir esa ultima oración. Le mire a los ojos pero no obtuve respuesta, llego Erik con paso tranquilo y muy pálido.
Miro a Damien en su mirada había algo extraño que no supe interpretar, era una culpa o terror no estaba segura aunque primero debía hablar con Damien del asunto. Aunque no era capaz de imaginarme algo tan malo que podría haber pasado entre ambos, seguramente seria una riña o una pelea sin importancia pero los dos hacían una montaña de un grano de arena, pero aun así me preocupaba el semblante sombrío de los dos.

El desayuno fue a base de croasanes buenísimos y en mi caso un vaso de leche con cacao calentita. Erik casi no comió igual que Damien si dijera que se comieron un croasan cada uno estaría exagerando, no se miraron en todo el desayuno, Elena en nuestro lenguaje me dijo que estaba preocupada, le contesté que yo también lo estaba.
Salimos a pasear por la ciudad para conocerla, iba con Damien de la mano, a nuestro lado Elena y más allá Erik, le pasaba algo se mantenía alejado de nosotros, como si hubiera echo alguna cosa y tuviera que castigarse a si mismo por eso.
Mire a Damien a los ojos haber si podía encontrar algo en aquel mar de plata, solo encontré barreras que me impedían llegar a su interior, en su mirada siempre había sinceridad, pero en aquel momento era un semblante serio e indescifrable.
Después de caminar durante una hora y notar el alejamiento de Erik se me ocurrió alejarme con Damien haber si conseguía descubrir que pasaba. Mire a Elena y le hice una indicación diciendo que me iba con Damien para hablar, ella asintió pero en el fondo vi su preocupación, ella notaba lo mismo que yo, que hablar con Erik era como hablar con un muro, daba las mismas repuestas, si intentabas poner la mano en su brazo el lo alejaba como si el mero contacto lo dañara.
Tiré de la mano de Damien:
-Mira esa tienda, entremos a mirar- Le arrastré dentro de la tienda, una vez dentro le miré a los ojos él ya supo que era lo que quería- Damien, explicame que paso anoche con Erik, esta distante y me preocupa.
-Pues Kasia lo que pasa es que anoche me atacó con un cuchillo.
-¡Dios!¿Te hirió?¿Estas bien?¿Que pasó?-Agarro mi cara y me beso para tranquilizarme ya que empezaba a sufrir un ataque de ansiedad, su mirada me calmo al instante aunque mi mente seguía en pleno revuelo mi cuerpo se relajaba.
-No me paso nada estaba despierto y me aparté.- Su tono era mucho mas suave de lo normal como si con el intentara tranquilizar mi mente.
-¿Como es posible? Te juro que Erik no haría eso- notaba como el ataque volvía.
-Lo se, tranquila, será nuestro secreto. Cuando volvamos te explicaré la verdad, porque puede que Erik sea...-Dejó la frase a medias mientras reflexionaba.
-¿Sea que? Damien amor.
-Nada, olvidalo. Es una teoría que espero que no sea cierta.- Me beso y volvió a coger mi mano, aunque su frase fue algo parecido a una orden mientras había posado sus ojos en los míos, la plata brillo y sentí como el medallón desprendía una calor especial como si hubiera absorbido esa mirada.
-Puede ser sonámbulo.- Al oír mi voz Damien me miro a los ojos estudiando mi rostro como si le extrañara que se lo comentara de nuevo.
-Si puede ser, sí será eso- salimos de la tienda como si nada hubiera sucedido. Aunque mi mente seguía dando vueltas al porque Erik hacía aquello.
Al volver con Elena y Erik vi como él estaba ausente y ahora lo entendía, pero que podríamos hacer para que no sufriera, aunque lo que había echo era horrible, pero parecía mas arrepentido que otra cosa.
El resto del paseo fue igual con Erik distante, decidido tenia que hablar con él, solté la mano de Damien y me acerque a Erik.
-Hola Erik, ¿que te pasa?- Él me miro.
-Nada Kasi.
-No disimules lo sé, Damien me lo ha contado.- Me miró horrorizado. Le cogí la mano.- No te tortures, serás sonámbulo y no lo has echo queriendo, Damien lo sabé y no esta enfadado de verdad, aunque como lo intentes de nuevo puede que tengamos un serio problema.- Le guiñe un ojo mientras le sonreía para calmar su tensión.
Le abracé y sentí como me devolvía el abrazo, le susurre en la oreja:
-Ya esta, a pasado y no pasará nada más. Confió en ti.-Le mire y él sonreía, sentí la energía que tanto me asustaba, volvía a salir a la luz, al intentar alejarme de su abrazo el me sujeto con fuerza contra él, sentí la mirada de Damien en mi espalda y supe que Erik le miraba a él. Damien se acerco a nosotros, me alejo de Erik con un movimiento rápido, me apretó contra su pecho como si intentara demostrarle a Erik que yo estaba con él. Aquello era una tontería por que Erik solo era mi mejor amigo desde que tenía uso de razón. Erik se acerco con paso tranquilo poso una mano en el hombro de Damien y murmuro algo que no fui capaz de entender, Damien me abrazo con mas fuerza contra el haciendo un sonido que me sorprendió.
El resto del día estuvimos todo el grupo junto y divirtiéndonos de verdad. Después del paseo fuimos a comer y a ver museos, la energía no volvió a aparecer y Damien parecía relajado aunque vigilaba a Erik.

Cuando volvimos al hotel fuimos todos a la habitación que Elena y yo compartíamos. Al llegar a la habitación me puse a buscar las cartas que había traído par entretenernos hasta la cena, a todos les gusto la idea. Empezamos jugando normal y acabamos inventándonos juegos con las cartas, como verdad o atrevimiento pero le tocaba pringar al que perdía.
Raramente me toco a mi pocas veces las mayoría fue para Erik y Damien. Los juegos nos mantuvieron entretenidos hasta la hora de dormir, Damien ya me había advertido que dormiría en el sofá de la habitación, seguía enfadado con Erik, pero deduje que lo enfado mas aquel abrazo que no lo sucedido la noche anterior, era un muchacho impresionante, le parecía mucha mas importante todo lo que pasara a mi alrededor antes que lo que le pueda pasar a él.
Me desperté a medianoche con los rizos pegados a mi rostro y la garganta dolorida por el alarido que había escapado de esta, me toque la cabeza pensando que estaba herida, soñé que me golpeaban con fuerza y la niebla no me protegía del golpe, no vi quien me golpeaba en el sueño pero si sentí aquel fuerte dolor. Elena me miro con lo ojos muy abiertos, la había asustado con mi grito.

*

Me tumbé en aquel incomodo sofá, prefería aquello que compartir cama con aquel que tenía la intención de robarme aquello que me devolvía el aliento y hacía que mi corazón latiera de nuevo. Recordé sus brazos al alrededor de ella y los colmillos se abrieron paso en mi mandíbula, encima había osado posar la mano en mi hombro y susurrarme que era suya, como se atrevía.
De repente un grito rasgo la noche, oí a Kasia gritar, me levanté de un saltó y corrí a su habitación, desde la puerta oí su respiración fuerte, abrí la puerta y vi a Elena apartándole aquellos bonitos rizos rojos del rostro mientras Kasia tenia la mirada perdida y la mano sobre su cabeza. Corrí a su encuentro, Elena se apartó para dejarme sujetarla, aquella muchacha también era extraña, sintió mi presencia antes de que me acercara.
Sujete a mi princesa, abracé su frágil cuerpo sintiendo como se estremecía cuando la toque, se quito la mano de la cabeza y dirigió sus ojos hacía mi, vi aquel brillo, en sus ojos la naturaleza estaba apunto de desbordarse.

jueves, 22 de marzo de 2012

capitulo 16 El viaje


Por la mañana en la puerta del instituto todos con nuestras maletas, Erik llevaba una maleta de dimensiones impresionantes. Mientras Elena, Damien y yo las llevábamos de medidas normales, él es el exagerado ni que fuéramos a estar un mes fuera.
Melani, Jack y Matt estaban allí para despedirse de nosotros, se quedaron con ganas de venir seguro.
Abrieron el autocar para que subiéramos, Damien cogió mi maleta y la puso abajo con la suya, después Elena y Erik también pusieron las suyas. Nos subimos al autocar, nos esperaba un viaje de unas siete horas en ese autocar.
Me senté junto a Damien y al lado de nuestros asientos Elena y Erik.
Damien en el lado de la ventana y yo en el pasillo así podría hablar con mis amigos. Llegaríamos al anochecer, y mi novio tendría que compartir habitación con mi mejor amigo.
Me acurruque en Damien ya que siempre esta fresquito, aunque esta mañana no lo estaba tanto como el resto de días, me miro a los ojos y me beso note sus labios fríos pero no tan fríos como creí que estarían. Pero era agradable igualmente, me puse de cara a mis amigos, con la cabeza y la espalda en él, note como besaba mi pelo y vi sus brazos alrededor de mi cuello. Cogí una de sus manos y la bese mientras los demás se acomodaban en sus sitios.
En cinco minutos ya estábamos en marcha, en frente mio veía a Erik que estaba en el lado del pasillo, casi ami lado y a su lado Elena en la ventana. Erik hacía el tonto mientras lo miraba, Elena le ignoraba mire hacía arriba para ver la cara de Damien, alucinaba, es lo normal sino Erik no haría el payaso.
Le saque la lengua a Erik que puso cara de indignación, mientras Elena se reía igual que Damien.
De repente delante de mi cara apareció un libro, un libro que yo quería, tan ni siquiera me di cuenta de cuando Damien quito el brazo de mi cuello. Mire hacía su cara y me encontré con sus labios.
Empecé a ojear el libro, note el tacto del cabello de Damien en mi oído cuando me dijo:
-Se que querías ese libro, es para ti un regaló- beso mi cuello y deje de notar el tacto de su cabello.
-¿Que libro es Kasi?-Era la voz de Elena, levante la vista del libro para contestarla.
-Es el de los dragones que te hable- Elena asintió y estiro el brazo para que se lo pasará, se lo di a Erik que se lo pasará. Pero al dárselo me quede sin diversión así que le pedí el móvil a Damien.
El me lo dio sin pensárselo. Mire la agenda y solo encontré mi numero y el de Melani, no tenia el teléfono de sus padres ni de nadie así. Yo ya sabía que vivía solo pero de ahí a que no tenga ninguno.
Levante la cabeza y le mire a los ojos, él siguió mi mirada cogiéndome el móvil de las manos con dulzura, mientras lo miraba oí una voz que decía mi nombre, me puse derecha de golpe y vi a Erik con las manos delante de la boca poniendo esa voz rara mientras Elena se reía con todas sus ganas.
Me eche a reír yo también cogiendo el libro, por lo bajo pude oír el sonido melodioso de la risa de Damien.

Me pase parte del viaje leyendo mientras Damien acariciaba mi cabello. Erik y Elena escuchaban música. Cuando empecé a marearme cerré el libro y apoye la mejilla en el pecho de Damien, cerré los ojos dejándome acunar por esa agradable sensación de frío. Note la mano de Damien en mi mejilla y entonces me invadió el sueño. Me desperté abrazada a Damien mientras él leía el libro que me había regalado, Elena y Erik dormían, pero Damien tan ni siquiera mostraba sueño, su mirada era tranquila y no daba sensación de cansancio al contraria que la mía. Él me miro y sonrío, le devolví la sonrisa y volví a poner la cabeza en su pecho, para que ese frescor me diera calma.
Me desperté al llegar a nuestro destino y porque Damien me despertó con besos y caricias, yo desperté a los demás y bajamos del autocar.
En el suelo di un traspié ya que tenia la pierna dormida, sentí el brazo de Damien en mi cintura que impidió que cayera, era fuerte me sujetaba entera solo con ese brazo. Fuimos para el hotel, era bueno de tres estrellas que más podíamos pedir, mi chico llevaba su maleta y la mía aunque al llegar al hotel me la dio, dejamos las maletas en las habitaciones y fuimos a cenar. Erik, Elena y yo comimos un montón mientras que Damien comió muy poco, me extraño, porque él no daba la sensación de comer tan poco.
Al acabar la cena todos a nuestras habitaciones para descansar después del viaje.
Elena y yo fuimos corriendo a la habitación y al llegar nos tiramos en la cama, era una cama enorme de matrimonio, tenia un colchón blandito que daba la sensación de que sería cómoda. La habitación era mona, tenia unas pequeñas lamparas, era enmoquetada y tenia un sillón al fondo. La cama se encontraba en el centro y a cada lado de está una mesita con otras lamparitas. Al lado de la puerta estaba el baño, era un baño grande con bañera.
Las dos nos pusimos el pijama y una vez cambiadas nos miramos la una a la otra y empezamos a reírnos como tontas ya que las dos pensamos en la gracia que le haría a los chicos encontrar la cama de matrimonio que les obligaba a dormir juntos.
-Piénsalo Kasi, llegan a la habitación y se encuentran esta cama, solo una para dos- Ella me miraba a los ojos mientras se reía.
-Se acordaran de algo mio, pero así se harán amigos je.
-A la fuerza.
Las dos estiradas en la cama nos reíamos imaginando la situación que habría en la otra habitación.

*
Llegamos a la habitación, Erik llevaba su maleta arrastro, casi no podía llevarla, al entrar nos encontramos la peor sorpresa de la noche una cama para los dos. Eso era lo peor que me podía suceder, al menos en mi cama no tendría que disimular tanto allí si.
Nos pusimos cada unos su pijama sin intercambiar palabra. Cada uno se tumbo en un lado lo más alejado del otro posible. ¿Porque me pasaba aquello a mi?, ¿como me había convencido Kasia para aquello?
-Que quede claro que estoy aquí por ella, no para conocerte- Era lo mejor que se me ocurría en aquel momento.
-Lo mismo digo, preferiría estar en otro lugar te lo aseguro- No me di la vuelta ni para mirarle a la cara, no me era necesario.
En mi lado lo más lejos de él posible, podía observar como el hacía lo mismo, cerré los ojos mientras pensaba en las largas horas que tenía que pasar haciendo ver que duermía.

Los minutos pasaban como si fueran horas, y las horas eran eternas, note un ligero movimiento a mi lado, Erik se acercaba a mi, note su mano palpando mi espalda, automáticamente me pusé en guardia, noté mi cuerpo tensarse. Agarró mi camiseta y me arrastró hacía él, por supuesto ya no me dejaría arrastrar.
Noté que dejó de estirar pero se me acercó y noté sus brazos en mi espalda, me di la vuelta todo lo rápido que me dio el cuerpo, me lo encuentre de cara, su cara era una mascara de sorpresa supongo que ni tan ni siquiera percibió mi movimiento solo encontró mi rostro.
-¿Que haces?- Creo que mi voz era ira pura.
-Lo siento, pensé que era la manta- Estaba muy sorprendido, no se esperaba que estuviera despierto.
-Coge la que quieras, yo no tengo frío- estire la manta y la eche hacía su lado- quedate la toda, yo no la necesito.
Puso su mano sobre mi pecho.
-Estas frío,¿no estarás enfermo?- Entrecerré los ojos y intente ejercer control mental para que me dejara tranquilo.
Pareció no surgir ningún efecto y seguía mirándome con los ojos muy abiertos.
-No estoy enfermo, soy así siempre estoy frío por eso, mi novia, Kasia esta tan a gusto ami lado ya que no soporta la calor.- Me miro fijamente como si yo no tuviera que saber eso.
-A vale, lo siento buenas noches- Me dio la espalda igual que hice yo.
Seguí con los ojos cerrados oyendo pasar el tiempo, la segundera, cada uno de sus segundos, a los cinco minutos mi mente ya se ha ido junto a mi amor que en esos momentos debía dormir con sus rizos rojo sangre sobre la blanca almohada. Recordando como la vi dormir sobre mi pecho como sentía su corazón y el tacto de seda de sus cabellos.
Las horas pesan mientras yo dirigía mi pensamiento a la antigüedad, aquel primer encuentro con sus ojos de Gaia.
Note un golpe fuerte de viento que me tiro de la cama, no me se explicar como era posible que el viento me lanzase fuera de la cama si mi cuerpo era pesado como la roca.
Erik encendió la luz al oír el golpe, me levante deprisa, a una velocidad que su ojo no apreciaba y volví a la cama, y me tumbe de espaldas. Al mirar solo me vio en la cama no vio mi viaje al suelo.
-¿Que haces Erik?- Mi voz sonó lo más extrañada posible.
-La pregunta más acertada sería que es lo que haces tu, ya que a sido a tu lado donde ha sonado el golpe.
-Habrá sido la corriente de aire que he notado.
-Si, corriente de aire si esta todo cerrado,- ya empezaba a subirme la ira, pero tenia que controlarla delante de un simple humano- anda Damien estate quieto y duérmete.
-Lo mismo digo Erik.- Que se pensaba darme ordenes a mi porque es importante para Kasia sino le hubiera partido el cuello como si fuera una ramita.
En esos momentos tenia ganas de salir a que me diera el aire de la noche, pero necesitaba aguantar disimulando, porque después del viaje le contaría a Kasia la verdad.

Al rato de hacerme el dormido note movimiento a mi lado, se levanto y se dirigió hacía el baño, los sonidos de sus pisadas eran muy sonoras. Abrí los ojos y esperé a que saliera, no confiaba nada en él.
Salió con paso rápido y pude ver algo brillar en su mano. Era un cuchillo, afilado por como resplandecía con la luz de la noche, de mango lago para poder sujetarlo bien, se me acerco despacio como si intentara no despertarme, lo empuño como si fuera una daga. Con un movimiento rápido me aparte de la trayectoria del arma clavándose esta en el colchón, me incorpore y le mire con los ojos inyectados en ira. Pude observar como todo el se estremecía mientras yo instintivamente mostraba mis colmillos, pude ver como se despertaba, mientras guardaba mis colmillos. Miro el cuchillo con los ojos muy abiertos como si se sorprendiera.
-¿Que hace eso ahí?- Lo miraba como si nunca lo hubiera visto.
-Como si no lo supieras, tu me has intentado matar con el- Parecerá extraño pero era cierto perecía que lo hubiera visto por primera vez, empece a pensar que tenía doble personalidad porque siempre que sucedía algo él esta involucrado. Pero no era capaz de explicarme como ni porque. Me miraba horrorizado no sabia ni que decir.- cogelo y olvidemos lo.- Cogí el cuchillo y lo deje en la mesilla- Ni lo mires, ¿entendido?
Su mirada era de horror puro, asintió con la cabeza mientras no se veía capaz ni de abrir la boca.

El resto de la noche fue alucinante, o venían cosas hacía mi movidas por el misterioso viento o se me insinuaba el amigo de Kasia, nunca pensé que durante una noche pudiera estar tan entretenido.
Me cambie rapidísimo dejando a Erik detrás mio y fui corriendo al comedor donde vi a Kasia que me sonreía, corrí hacía ella, tomándola en mis brazos. Bese sus cálidos labios ella y Elena me miraron atónitas.
-Buenos días amor- Su voz sonaba sorprendida.
-Buenos días corazón- la abracé y le susurre en su pequeña oreja- nunca más vuelvo a dormir con él, sino rodaran cabezas.
-Jeje, exagerado.
-Va enserio tenemos que hablar sobre una cosa que paso pero a solas.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Capitulo 15 La acampada


Habían cuatro tiendas, tres de dos personas que las habían traído Damien y Melani y otra de una persona que era la de Elena que ella era la única que tenia tienda propia.
Al llegar al claro donde íbamos a pasar la noche tuvimos que montar las tiendas, yo me puse a montar una, nunca pensé que eso podía ser tan difícil, se desmontaba por todas partes.
Al rato de pelearme con esa maldita tienda mire a mi alrededor y vi que las otras estaban montadas y que era yo la única torpe. Me puse muy roja y le solté una patada impulsada por la ira, pero gracias a mi suerte se me engancho el pie con la cuerda, al estirar me encontré en aire, pensando que encima el culetazo sería bonito, cerré los ojos con fuerza mientras oía Elena y Erik decir mi nombre.
No di el golpe y al abrir los ojos estaba en los brazos de Damien y a mi lado Erik quitándome la cuerda del pie, y Elena a mi otro lado con los brazos extendidos.
Era alucinante lo que me llegaban a conocer todos suponían que acabaría en el suelo, Damien me miro a los ojos mientras veía como Erik iba moviendo la cabeza y Elena suspiraba del susto.
-Kasi, que susto ya te veía en el suelo, pero a quien se le ocurre darle una patada- Levantó la mirada de mi pie mientras hablaba- si no puedes montarla dilo.
-Estoy de acuerdo con él,- me soltó con suavidad en el suelo- deja amor yo la montaré.
Elena se acerco a mi mientras yo me moría de vergüenza.
-Tranquila nos podría haber pasado a cualquiera,- note sus manos en mis hombros- vamos a buscar leña.
Me gire hacía Damien y vi como le dirigió una mirada a Melani que estaba parada supongo que alucinando por mi torpeza. Pareció despertar de golpe.
-Esperar que voy con vosotras- era como si Damien le hubiera dado una orden con esa mirada, mientras Matt y Jack sacaban las cosas de los coches y Erik le echaba una mano a Damien con la tienda.

Cuando nos alejamos del claro tuvimos que atravesar el bosque, al empezar a entrar por el, note la mano de Elena cogiendo la mía, ella sabía que era propensa a aterrizar en el suelo y si no lo creían ya les había dado pruebas, Melani estaba justo detrás nuestro.
Empezamos a recoger ramas que había por el suelo, con una de esas ramas me arañe la mano mire hacía Elena y vi que no se había dado cuenta, mejor suficiente había echo yo ya. Luego dirigí la mirada hacía Melani que si que se había dado cuenta, sus enormes ojos violetas miraban la sangre que brotaba de mi arañazo como si la tuviera hipnotizada. Por puro instinto cerré la mano y ella desvió la mirada muy rápido.
Vi como Melani se alejó un poco de nosotras mientras Elena y yo seguíamos juntas cogiendo las pequeñas ramas.
Volvimos al campamento con todas las ramas en los brazos, Jack y Matt vinieron a coger la leña de nuestros brazos, sentí un escalofrío al ver la mirada que me dirigió Matt, no supe que significaba, de la nada salió Damien que puso la mano en el hombro de Matt apartándolo de mi.
Él me miro con una sonrisa dulce, cogió la mano en la que tenia el arañazo le dio la vuelta y miro mi arañazo. Beso mi mano, note un cosquilleo en el arañazo mientras se desvanecía el dolor que me producía la herida.
Soltó mi mano agarrando mi cintura y besando mis labios con una dulzura infinita.
-Kasia, ya esta curado no se te infectará.
-Vale, gracias Damien por salvarme de la caída y curarme- Pensé que se lo tendría que haber dicho Melani sino como lo había sabido.
-Dormiremos tu y yo en la tienda que has estado montando, Erik dormirá con Jack, Melani con Matt y Elena en su tienda.
-Vale, perfecto.
Le volví a besar notando ese frío tan agradable. Luego mire mi mano y vi que el arañazo había desaparecido, mire hacía Damien y lo vi sonreírme.

Después mire a mi alrededor, vi a Melani ayudando a Erik a montar la hoguera y a Elena rebuscando en su bolsa. Me acerque a ella para ayudarla.
-¿Que pasa Elena?- Levanto la mirada hacía mi rostro.
-No encuentro el mechero.
Me agache a su lado y ambas lo buscamos, no apareció y Jack fue a buscar dos piedras para encender la hoguera.
Erik cogió las piedras que Jack le había entregado y se puso a darles golpes.
Elena, Damien y yo le observamos mientras los demás sacaban la comida da las bolsas y neveras portátiles.
De repente sentí un fogonazo de calor en mi interior y a la vez los brazos de Damien protegiéndome, como si él también lo hubiera sentido. Mi interior ardía por ese poder mientras los bazos de Damien eran fríos a mi alrededor.
-¡Ala! Que rápido Erik, cacho llama.- Elena estaba exaltada pero a mi me extraño que aquella llama no hubiera producido humo al quemar la leña, cogí fuerte los brazos de Damien para que no me soltará. Gire la cabeza y vi como Melani, Matt y Jack miraban fijamente a Erik como si fuera algo extraño. Volví a mirar a Erik que sonreía mientras miraba su llama y Elena se calentaba las manos en ella.
Él me miro con una sonrisa, cuando se encontró con mis ojos cambio su cara, al darme cuenta de ello solté el brazo de Damien y eche a andar hacía Erik, note cierta resistencia en los brazos de Damien respecto a soltarme pero lo hizo.
Me arrodille delante del fuego observándolo, Elena también tenia la mirada en mi. Ese fuego tenia algo que me producía escalofríos, lo sentía en mi interior como si el fuego corriera por mi sangre.
-Kasi, ¿estas bien?- Erik toco mi brazo, de repente volví a la realidad, aparté la mirada del fuego y le mire a él. Sonreí y le dije que si moviendo todos mis rizos. La sensación de que mi sangre ardía había desaparecido por completo.

Preparamos la cena y comimos todos juntos. Después de esa cena explicamos relatos de terror alrededor del fuego ya que la noche cogía protagonismo a nuestro alrededor. Me acurruque en Damien y le cogí la mano a Erik ya que siempre me asustaban esos cuentos tontos. Damien me daba seguridad pero era Erik quien me daba tranquilidad, sin su mano no conseguía la calma.
Melani era una experta en explicar historias mientras los demás nos asustábamos.
Después de las historias apagamos el fuego y nos metimos en nuestras tiendas, me tumbe al lado de Damien que me abrazó y beso mi frente.
-Corazón ¿tienes frío o estas bien?
-Estoy perfecta, me encanta tu tacto frío.
-Me alegro, ahora a dormir que tienes cara de sueño.
Bostece acurrucándome en sus brazos mientras él acariciaba mi pelo, no gane la batalla al sueño y me dormí enseguida con aquel frescor que me recorría y calmaba mi calor.

Me despertó el sol que me iluminaba la cara, al abrir lo ojos lo primero que vi fue el rostro de Damien sus hermosos ojos como la plata que me observaban.
-Buenos días mi amor.- Su voz era tan dulce que en vez de contestar bese sus labios, fue un beso maravilloso, note sus manos al alrededor de mi cuerpo acariciándolo.
Se abrió la cremallera de la tienda y pude oír la voz de Melani y Erik a la vez:
-¡Buenos días tortolitos!
-Ala, ya les habéis estropeado la intimidad- Esa era Elena que salia en mi defensa.
Damien cogió mi rostro entre sus manos para que no apartara mis labios de los suyos, entonces Melani opto por el plan B.
-Se siente ¡arriba!- Melani se tumbo a nuestro lado cogiéndome por la cintura y apartándome de Damien.
-Eso a por ellos- Vi a Erik ponerse al lado de Melani. Ella me soltó encima de Erik que me abrazaba y se reía. -Ahora que Kasi, te he secuestrado y Damien se queda sin ti.- Melani se reía y Erik también.
Note un golpe de aire a mi alrededor y me encontré en los brazos de Damien.
-Vuelve a ser mía.
Erik estaba atónito y Melani se reía con todas sus fuerzas mientras Elena nos observaba desde fuera la tienda, luego ella también se tiro por encima nuestro, era alucinante, cinco personas dentro de una tienda para dos.
Empezó una guerra en la cual Damien y yo intentábamos echar a los intrusos pero resulto imposible, eran tres contra dos. No fue justo ellos nos hacían cosquillas sin que pudiéramos evitarlo o al menos me las hacían a mi.
Oí la voz de Jack que nos llamaba a desayunar. Me intente levantar pero entre Melani y Damien me volvieron a tirar. Elena y Erik se reían de mi caída que esta vez no había sido culpa mía.
Nos costo pero conseguimos salir de allí, e ir a desayunar.
Después de desayunar empezamos a recoger las cosas que teníamos desperdigadas por todas partes. Y a cargarlas en los coches.
Mientras conducimos de vuelta a la civilización pensamos en lo bien que nos lo hemos pasado allí.
El resto del día preparé las cosas para el viaje, un viaje a la gran capital francesa, y pensando que ojala fuera tan divertido como la acampada.

jueves, 15 de marzo de 2012

Por ti


 Mi letra te llegará
aunque para ello solo un deseo necesitará
y ese deseo será,
el de a tu lado quiero estar
fácil de pronunciar
y hermoso de desear.

Mi caballero seras
y para siempre esta bruja poseerás
y sobretodo en mi mente reposaras,
mi corazón sera parte de un presente
que te entregare junto a un beso de por siempre
y esta rima sera muestra de lo que con mi alma te regalaré

Que sera mi yo
ya que para amarte vivo
y por hacerte feliz respiró,
y hasta aquí mi escrito
por ti mi creatividad a sufrido
ya que poetisa nunca he sido

martes, 24 de enero de 2012

La princesa


Había una vez una pequeña niña a la cual le entregaron una preciosa corona, con ella le dieron el titulo de princesa, le contaron que debía esperar a su príncipe que la hiciera feliz.
La niña ilusionada corrió a su torre donde se sentó a esperarlo, el tiempo paso y un hombre apareció de brillante armadura y sonrisa radiate, ella pensó de mi príncipe se trata, él muy galán al principio la trato como ella quiso, pero con el tiempo el amor se enfrió, ella lo amaba como el primer día pero el pareció que se cansó de ella.
Y un buen día la abandono, la dejo por una princesa mas joven y bella, la niña se sintió mal y lloro muchísimo tiempo y aquel príncipe volvió para dañarla más diciéndole que ella era su princesa mientras tomaba entre sus brazos a la otra joven. La princesa en un principio le creyó pero un día despertó del embrujo y le dijo que se fuera de su vida para siempre, sabía que no funcionaria que ese príncipe la seguiría siempre.
Así que decidió cambiar de tierras lejos de lo que fue su hogar, al hogar de una de sus tías, ella la trataba bien pero sus primas era otra historia.

Allí conoció a otra princesa que le presento a un príncipe mucho mas galán y hermoso que el primero que la trato como esa princesita se merecía, pero la historia no acabo hay, ese príncipe era de un reino muy lejano y con sus palabras decía ciertas cosas que no cumplía. Pero la princesita ciega de amor ni se percato, siguió creyendo en sus palabras vacias y sus mentiras maquilladas.
Pero un día ese príncipe desapareció como si nuca hubiera existido, cambio a la princesita por un mundo fantástico dejándola de nuevo sola en la oscuridad de aquel hogar que amenazaba con devorarla. Pero después de aquello la princesa seco sus lágrimas y decidió avanzar, tomo la corona que reposaba en sus rizos castaños, la miro, brillaba como el primer día que el rey se la puso sobre la cabeza. Se asomo a la ventana de la torre y la lanzó con todas sus fuerzas, decidió que se había cansado de ser una princesa llorica, abrió la puerta de la torre y comenzó a correr escaleras abajo con un pequeño cofre en sus manitas, ese cofre donde guardaba su corazón destrozado.
Lo dejó sobre la mesita de madera y tomo un sombrero puntiagudo que había sobre esa misma mesa y tomo el lugar donde la corona había brillado tantos años. Con un chasquido de sus dedos su traje cambio, ya no era aquel vestidito blanco inmaculado que mostraba su dulzura e inocencia, se volvió un traje negro brillante que iba acorde con el sombrero que coronaba sus rizos castaños.
Tomó el cofre de nuevo y salió al bosque, caminó hacía su castillo ya que no esperaba al príncipe, ¿para que esperar el trono? Lo reclamaría ya que era suyo.
De camino se encontró una pequeña criaturita que su atención llamo, se trataba de un dragón de brillantes escamas negras y ojos profundos que al mirarlos te sumergías en en un lago de sangre, lo tomo en brazos acariciando sus escamas mientras el animalito se acurrucaba contra su pecho.
La bruja recién nacida sonrió, no tendría jamás príncipe pero tenia a su dragón el amigo mas fiel que jamas podría encontrar.
Siguió avanzando con el dragón al hombro y el cofre en sus manos.

Llegó al castillo donde reclamo el trono, se trasformo en la señora de aquel lugar, pero siempre con su fiel dragón al lado. Escondió el cofre donde nadie lo encontrara jamás, seria su secreto y de nadie mas.
Muchos príncipes fueron reclamando el corazón de la bruja pero ella se reía de todos y cada uno de ellos, huían de sus crueles palabras y de los dientes de su gran aliado. Su dragón creció tornándose fuerte y bello.
Los días pasaron y ella sola reinaba su reino de terror, pero un día un caballero de dulce sonrisa apareció, en vez de huir del dragón que custodiaba a la bruja acarició su hocico y le pidió permiso para reunirse con la bruja. El animal atónito lo dejó pasar y con la bruja se reunió, a esta le enamoro su forma de hablar, sus gestos y su bondad pero tenia claro no volver a caer en los brazos de un hombre, así que lo reto. Si la amaba de verdad debía encontrar el cofre donde la bruja guardaba su corazón, el caballero acepto pero solo le pidió una cosa a la bruja para poder emprender esa gran misión, solo le pidió un beso.
Ella pensó que por un beso nada sucedería, pero cuando sus labios se tocaron sintió que su armadura de hielo se deshacía, dejando que su bondad se abriera paso dentro de la malvada bruja.
El caballero partió y la bruja deseando su buena ventura lo espero, el tiempo le paso eterno pero un día el caballero volvió, se inclino a los pies de la bruja y le mostró el cofre que ella tan bien había escondido, al abrirlo ella se sorprendió su corazón volvía a estar intacto y sintiendo lo que jamás había sentido, procesando un gran amor por aquel caballero. La bruja lo obligo a levantarse del suelo y a tomarla en sus brazos, el prometió no dejarla jamás y cuidar aquel pequeño cofre con su vida.
El caballero la beso y la entregó otra cosa aparte del cofre, lo llevaba envuelto en un pañuelo te tela brillante y hermoso, ella lo abrió despacio y encontró la que había sido su corona desde niña. 
Ella lo dejo en su trono y el caballero sorprendido la pregunto que porque no la volvía a posar en sus rizos castaños, la bruja con una gran sonrisa le contesto que esa corona sería para la princesa de ambos que sería la mas bella y buena.
La bruja fue feliz con el caballero y descubrió que no debía pensar que la felicidad se encontraba donde estuviera un príncipe azul, sino que la felicidad se encuentra al lado de quien lucha por obtener tu amor y lo cuidara como un gran tesoro.  

lunes, 23 de enero de 2012

Capitulo 14 El plan


Esa mañana al llegar con Erik al instituto nos encontramos con todos no solo Damien, sino que también estaba Melani, su chico y el tímido de Jack. Era un chico más extraño que Damien o Melani. Me llamaba la atención porque también miraba a Erik como si fuera un bicho raro, en cambio Melani era igual que él, se pasaban las horas juntos. Y mi Damien simplemente mantenía las distancias.
Abrazada a Damien veía llegar Elena que me hizo una seña para que fuera con ella, con la mano le hice la seña de que ahora iba.
-Damien ahora vengo voy a hablar con Elena que tenemos que hablar de chica a chica- Él asintió con la cabeza haciendo que todo su cabello negro se moviera y me soltó poco a poco, como si su cuerpo se negara a hacerlo.  
Fui corriendo hacía Elena.
-Bueno Kasi confiesa que plan maligno maestro tienes, porque la cara de ayer significaba eso- Elena era la que más me conocía, y más con nuestro lenguaje silencioso.
-Vale Elen, te explicó, pues mi plan maligno es convencer a Damien para que comparta habitación con Erik y por otro lado convencer a Erik para lo mismo.
-Ua eso es un suicidio puedes intentarlo pero no lo conseguirás.
-¿Que no?, la cara de pena hace mucho querida- Las dos nos echamos a reír.- Es que los demás no van y yo no quiero ni que Damien ni Erik estén solos.
-A la hora del patio convences a Damien y en le coche a Erik. Como Erik a la hora del patio esta haciendo el tonto con Melani no se dará cuenta del plan.
-Y luego soy yo la mala ¿no?
-Claro, jeje yo soy la secuaz.
Entre risas volvimos al grupo que nos esperaba para entrar.

A la hora del patio empezaba el plan, Elena me miraba sabiendo que me tocaba actuar.
-Damien, cariño ¿podrías hacer algo por mi?
-Por supuesto corazón, ¿que es?- Mire directamente a sus ojos de plata.
-Pues en el viaje de fin de curso si podrías compartir habitación con Erik- antes de que empezará a rechistará le puse el dedo en los labios- no he acabado de hablar, pues es que en ti confió y no quiero que ni él ni tú estéis solos. Porque tu eres mi novio y te amo pero el es mi mejor amigo y también le quiero.- Use todo el poder de mi mirada de buena niña y inocencia juntas. Pude ver como soltaba el aire despacito mientras seguía con sus ojos en los míos.
-Vale, lo haré por ti, pero solo por ti.- Sonreí con la sonrisa más radiante que tenia.
-Gracias amor, sabia que podía confiar en ti.- Bese sus labios fríos como el hielo, el contacto con ellos era muy agradable, dulce y tan apasionado que fue el timbre el que hizo que nuestros labios se separaran.
Las clases pasaron como todos los días, al salir del instituto Elena me deseo suerte con la segunda fase del plan.

Al llegar al coche volví a notar esa energía fluir de él, pero no era para darle mucho asunto y empecé con la fase dos del plan.
-Erik, quería comentarte una cosita.- Con el coche parado todavía en la puerta del instituto allí me sentía segura ya que sentía ganas de correr hacía Damien, porque esa energía me inquietaba.
-¿Que cosa es Kasia?- que me llamara por mi nombre completo, me escamaba, nunca me había llamado así y no va a empezar en ese momento.
-Bueno pues que si en el viaje podrías compartir habitación con Damien. -Mire sus ojos en los cuales el chocolate empezaba a oscurecerse.
-Jamás, olvidalo.- Intente buscar en ellos al Erik que con solo una mirada de pena podía convencer pero allí no lo encontraba.
-Por favor, no quiero que ninguno de los dos estéis solos. Él es mi novio y lo amo pero tu eres mi mejor amigo y te quiero, necesito la unión de los dos.- Con mis palabras me pareció que movía algo en aquellos ojos, rescataba algo que siempre había estado.
-De acuerdo, tu ganas, lo haré.- No pude resistirlo y me abrace a su cuello, al notar el contacto de mis brazos sentí como se ponía en tensión acariciando mi espalda, pero sus caricias era extrañas como si deseara mi cuerpo. De repente la energía desapareció y el abrazo se volvió inocente.
Por lo bajo empecé a oír su risita tonta.
-¿Que pasa?- Él simplemente siguió riéndose, cuando me di cuenta de lo que se reía empecé yo también. Me había enganchado el pantalón y le había echo un bonito boquete dando a ver mi bonita ropa interior con mi amado osito rosa.- No te rías, que no tiene gracia.
Solo decir esas palabras a él le entro un ataque de risa que se me pego y entre carcajadas consiguió decir una frase:
-Y te quejabas de que Damien te compro mucha ropa, pero como vayas a pantalón por día no habrá suficiente.
-Muy gracioso Erik cariño.
Le lleve para su casa mientras él seguía riéndose. Y al bajar tuvo que soltar una gracieta sino todo hubiera sido muy soso.
-Espero que vayas directa a casa, porque el oso es mono pero no lo vayas enseñando, a lo mejor a Damien no le gusta que lo excesivas.- Se echo a reír mientras yo le miraba mal.
-Mañana te quedas aquí, no pasaré a por ti.
-¡Te espero mañana osita!
-Como se te ocurra llamarme así delante de alguien te crujo.
-Que es coña cari jeje, hasta mañana.

Di la vuelta al coche mientras él iba para su casa riéndose.
Al llegar a casa me cayó la bronca del mil a causa del agujero, era de esperar, así que baje la cabeza y asentí a la bronca.
 
El resto de la semana paso rapidísimo porque fue entera de preparativos para el gran viaje.
El día antes del viaje quedamos todos para hacer una acampada, fue idea de Melani ya que ellos no venían.

domingo, 15 de enero de 2012

Capitulo 13 Conspiración


El vampiro se reunió con el hechicero de cabello blanco y ojos negros como la noche, él tenia una oferta por el tesoro de la joven.
-Tendrás que obtener a la joven, ¿te ves capaz de ello?, piensa en todo lo que te ofreceré.- El vampiro lo miraba, estudiaba su rostro buscando la mentira en sus ojos, no había nada solo oscuridad.
-Claro que seré capaz ¿Dudas de mi? Porque tu hechicero cayera no quiere decir que yo también.-el hechicero asintió con una sonrisa en sus labios.
-Lo único que entorpecerá tu misión sera Damien, ese vampiro es poderoso y defenderá a la chica con todas sus fuerzas.
-Lo se, pero no sospecha de mi, nunca lo ara.- La sonrisa del hechicero se hizo más deslumbrarte.
-Si lo consigues la recompensa será tuya, te acusaran de traidor y no te miraran a la cara, pero recuerda, podrás ser humano tu y quien tu elijas, quiero que compartas lo que te doy. Te deseo suerte vampiro, no me falles.
El vampiro desapareció mientras el hechicero esperaba que esa vez su enviado no fallará.

*
Por la mañana al llegar a la puerta del instituto con Erik nos encontramos a Damien, corrí hacía sus brazos para notar su tacto frío y dulce. En sus brazos oí como saludaba a Erik con fría cortesía como siempre mientras Erik le saludaba con la dulzura de siempre.
Note tres fogonazos de energía y Damien se puso tenso. Me di la vuelta y vi acercarse a una muchacha rubia acompañada de dos chicos uno rubio como ella y otro castaño. Ella tenia los ojos violetas, llevaba una sonrisa de oreja a oreja e iba de la mano del muchacho castaño de ojos marrones. El chico rubio de ojos verdes, un verde fuego no como los míos que son verde hoja, se acercaba con las manos en los bolsillos.

La chica me miro y luego dirigió su mirada a Damien mientras Erik tenia cara de extrañado.
-¡Hola Damien! Te estuve esperando pero no aparecisteis- Me sonrió mientras se acercaba- Hola Kasi,- Miro a Damien- Ui que tonta, soy Melani, el es Matt mi novio- Señalando al chico castaño que caminaba a su lado- Y el es Jack un amigo- Señalo al muchacho de ojos de fuego verde.
Me extrañe muchísimo al oírla llamarme Kasi si yo no la conocía.
-Melani ella no te conoce- Su mirada era inquisidora como si ella fuera su hermana, pero aun así no me soltó de sus brazos.
-Es que Damien habla tanto de ti que es como si ya te conociera- se acerco a mi depositando un beso en cada una de mis mejillas, su tacto era frío como el de Damien. Entonces me percate de Erik, pobre le estaba ignorando, es que con tanta sorpresa de alguna manera la tenía de cagar.
-Perdona cariño- Me volví hacía Erik cogiendo su mano y deshaciéndome de los brazos protectores de Damien- El es Erik mi mejor amigo, anda y aquella que viene por allí es Elena mi otra mejor amiga.
Melani le observo con sus grandes ojos violetas. 
-¡Es un placer conocerte!-Se acerco a él corriendo y deposito otros dos besos en sus mejillas- Siento que nos llevaremos bien, y no se porque, je
Yendo para clase Erik fue caminando y hablando con Melani, bueno quien dice hablar dice gritar y también quien dice andar dice saltar.
-Has visto Kasi que amiga a encontrado Erik- Elena me miraba con sus ojos tranquilos mientras nosotros si que caminábamos tras ellos- así no nos toca tenerlo saltando a nuestro alrededor, jeje eso es bueno.
-Jeje y tanto que es bueno, lo malo será mañana que nos vamos de compras, bueno que somos arrastradas de compras y fijo que Melani se apunta.
-Eso no lo dudéis- Damien se hecho a reír.
-Bueno así seremos tres para probarnos ropa, y ella se probara más que nosotras- Me eche a reír después de oír la reflexión de Elena y saber que tenia razón, Damien asintió.
 El resto del día paso con su ritmo lento-normal mientras Erik seguía con Melani haciendo el tonto.

Por suerte el centro comercial no estaba lleno ni mucho menos, fuimos los planeados, Elena, Erik y yo para comprar ropa para el viaje de fin de curso de la semana siguiente, Damien para llevar las bolsas y Melani de asesora de Erik.
Era el caos total Elena y yo ya estábamos perdidas porque gritaban nuestros nombres por las dos bandas Melani y Erik, mientras Damien sonreía al vernos echas un lió. 
Creo que nunca me he probado tanta ropa en mi vida y aun menos comprada porque entre el dinero que llevaba yo y los regalos de Damien ya no es para el viaje sino que tengo para renovar el armario entero.
De vuelta en el tren estaba apoyada en Damien, él me rodeaba con los brazos y me acariciaba el pelo. Erik y Melani revolvían bolsas en busca de alguna cosa. Elena miraba todo lo que se había comprado y los regalos de Melani.
-Creo que me has regalado demasiadas cosas, tengo para renovar todo el armario.
-Estoy de acuerdo Elena, tu también te has pasado Damien. 
-¡Que tontas que sois todo eso os queda maravilloso! ¡Mel mira lo encontré por fin!- Saco de una de las bolsas una camisa negra guapísima, que a él le quedaba grande y no era el estilo de Melani.
-No lo habréis hecho ¿verdad?- Damien los miraba a ambos mientras ellos sonreían.
-Por supuesto es para ti, te quedara tan bien- Parecían gemelos ya hablaban hasta a la vez y se reían por ello.
Desde la llegada de Melani no había vuelto a aparecer aquella energía procedente de Erik, sería que ella lo mantiene muy entretenido con su locura compartida.

Mientras estábamos en el tren recordé que en clase nos habían dicho que las habitaciones, para variar los chicos y las chicas separados, cada habitación era de dos. No quería que ni Damien ni Erik estuvieran solos, así que tenía un nuevo reto del día, o de la semana, convencerlos de que compartieran habitación. Levanté la mirada y me encontré con los ojos de Damien que me miran con sorpresa. Aparté rápido la mirada no fuera a ser que por mi cara sospechara que maquinaba algo, miré de frente donde estaba sentada Elena y al lado de ella Erik y Melani.
Elena al ver mi cara sonrío, ella me conocía y ya sabía que maquinaba algo, vi su mirada cómplice diciéndome que le explicara mi plan. Le hice un gesto rápido con la mano para indicarle que después, ella asintió, las dos nos echamos a reír por nuestra conversación en silenció. El resto de nuestros amigos nos miraban extrañados.
-¡Ala! Que malas ya han hablado entre ella sin decir nada, en serio se les da de un bien, son la ostia y yo nunca me entero de que lo hacen- Erik nos miro a ambas- Soltarlo ahora mismo.
-No, es un secreto de chicas y mejores amigas.
-Eso es, muy buen argumento Kasi, es nuestro secreto.- Me recosté más en Damien mientras me reía al igual que Elena.
Al llegar a nuestra estación me dio mucha pereza levantarme porque el tacto de Damien me encantaba lo frío que siempre estaba, pero me tuve que levantar, bueno Damien me levanto como si no pesara nada fue alucinante, me gire para mirarle y él sonreía.
Después cada uno nos fuimos a casa, Damien con su camisa y Elena, Erik y yo cargados de ropa mientras Melani sonreía ya que ella no llevaba nada.

La Charca

Me metí en la charca en busca del príncipe trasformado en rana
en medio me senté cansada de llenarme de barro por nada
Al darme la vuelta encontré a un caballero,
con una sonrisa en los labios que extendió su mano
para coger la miá llena de lodo, 
sin importarle lo más mínimo 
el barro que me cubría me tomo en sus brazos 
besando mis labios susurro
¿Que hacías ahí metida si estoy aquí?