jueves, 22 de diciembre de 2011

Capitulo 11 Apariciones

 
Habíamos quedado a las seis en mi casa, él se encargaba del pica pica y yo de las películas, después del instituto lleve a Erik a su casa y luego me fui al videoclub a buscar la película para la noche, tenia que darme prisa porque también debía revisar que todo estuviese ordenado para no pasar vergüenza después. 



Aparqué el coche a un par de calles del videoclub, cogí mi bolso donde tenía el monedero con el carnet y me dirigí para allí, de camino me encontré con una mujer que iba vestida de negro, el vestido era largo y parecía antiguo, me fije en que la gente no le hacía asunto, estaría promocionando algún producto así vestida. Su piel era blanca como la cal, sus labios rojos como la sangre, sus ojos grises como la plata, me recordaban a los de Damien pero los de esa mujer rebosaban dulzura, le caía por la espalda unos tirabuzones castaños pero un castaño color miel. Pase por su lado sin hacerle asunto con mi sonrisa tonta en los labios que demostraba que esa tarde había quedado con él ya que al final de la calle se encontraba el videoclub.

Sentí como una brisa acariciará mi brazo, mire y se trataba de la mano de aquella extraña mujer, tenia la vista clavada en mi, me fije en sus movimientos como si no tocara el suelo, la gente pasaba a nuestro alrededor como si no estuviéramos allí ninguna de las dos.
-Kasia, tranquila no nos ven.- Se me hizo un nudo en la garganta ¿como era posible que supiera mi nombre? ¿Porque no nos veían?- Escuchame esas preguntas nos tiene importancia- Me sonrío con dulzura, calmando los latidos de mi pecho.
-¿Quien eres?- Mi voz sonaba horrorizada, no era capaz de controlarla.
-Soy lo que crees, no te equivocas, mi nombre es Ailín.-No podía ser era un espíritu, un fantasma y me estaba hablando, en cualquier momento despertaría y todo habría pasado- Pero no debés hablarle a nadie de nuestro encuentro, pero a nadie, jurámelo.- Parecía muy preocupada en que aquello no saliera jamás de mis labios.
-De acuerdo, te lo juro.- Ella asintió despacio mientras en su rostro volvía a reinar la paz.
-Avanzan grandes cambios y has de ser capaz de superarlos y no dejarte hundir, siempre tendrás a alguien que te apoye pero tu misma seras influida por los cambios.- La mire asustada, mi corazón volvía a latir con fuerza- No te asustes, has de ir trabajando poco a poco. -Tomó mi rostro entre sus manos, era como si la brisa lo acariciara no notaba su tacto físico- ¿De acuerdo?- Asentí, mientras una sensación de flotar me invadía, de repente la oscuridad lo inundo todo.

Me desperté en el suelo rodeada de gente que me hablaba, me ayudaron a levantarme, una vez de pie mire a mi alrededor donde la mujer había desaparecido. La gente siguió su camino y yo me sacudía la ropa, mire por ultima vez, no estaba, seguí andando hasta el videoclub mientras pensaba que todo había sido una ilusión, fruto de la caída, porque no había ni rastro de la mujer, aunque como le prometí no diría nada.
 Cogí la película de terror que más me llamo la atención, pero no era de espectros suficiente había tenido por un día, fui para casa, el tiempo se me echaba encima por el rato que había estado inconsciente, llegué a casa con el tiempo justo de recoger las cuatro cosas que habían por el medio cuando Damien llegó.
Trajo toda clase de patatas y bebidas, la película fue muy divertida aunque era de terror ya que los comentarios la hacían muy amena.

Después de la película nos estuvimos hasta las once hablando ya que mis padres habían salido a cenar fuera, hablamos sobre muchos temas distintos, como que él vivía solo y que sus padres trabajaban en el extranjero, era la primera vez que me hablaba de su vida. Hasta que llegó el momento de las despedidas, antes de irse tomo mis manos entre las suyas, su tacto helado era muy agradable.
-Kasia quería decirte una cosa muy importante,- Sonreí para darle calma, ya que pude notar lo nervioso que estaba- te quiero -el corazón se me desboco en el pecho no era capaz de creer lo que oía- ¿Quieres salir conmigo?
-Si, claro que si, yo también te quiero.- Las palabras salían como una cascada de mi boca cuando poso sus labios sobre los míos, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo haciendo que me estremeciera y no quisiera separarme de él jamás.
La despedida fue dulce como la miel, entre besos y te quieros, me fui a la cama con toda la felicidad que podía sentir en ese momento, no me deprimía saber que el resto del fin de semana me tocaba estudiar.

El fin de semana paso lento, el estudió y las ganas de verlo le daban más minutos al fin de semana los mensajes con ñoñerias también era una cosa que no ceso en todo el fin de semana.
Le envié un mensaje a Erik para contarle la noticia en menos de cinco minutos sonó mi móvil de nuevo para que se lo explicara todo con detalles.

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