domingo, 18 de diciembre de 2011

Capitulo 9 Ouija


 Al acabar otra de esas maravillosas semanas, en las cuales después de mantener largas conversaciones con Damien, pasaba a seguir el día con Elena y Erik con los que el día era realmente gracioso y finalmente cuando íbamos para a casa me tocaba el pertinente interrogatorio de Erik.

Ese fin de semana quedamos el trió biologero, un mote que nos inventamos Erik, Elena y yo el año anterior en una clase de biología en la que Erik se invento la palabra biologero en vez de biólogo. Ese día en casa de Erik, pasamos la tarde entre risas y jugando a béisbol, que ha falta de las pelotas y los palos de béisbol, improvisamos con palos de pino y piñas, ya que la casa de Erik se encuentra cerca de un inmenso bosque, que la verdad da bastante miedo ya que es muy espeso y los altos arboles tapan la luz y dan un tono oscuro a toda la área forestal.

Finalmente cuando nos cansamos fuimos a ver una película y después nos encontramos tumbados en la habitación sin saber que hacer. De repente Erik se levantó y nos miró a las dos.
-Podríamos jugar a la ouija ya que hemos intentado grabar un vídeo de terror- Elena mostraba una sonrisa picara en sus labios mientras que la sorpresa recorría la mía- venga Kasi, por favor, estará chulo- Mire a Elena mientras ella me miraba ami, las dos asentimos. Erik salió corriendo, ya que estábamos en su casa y él sabría donde estaba el tablero.
A los cinco minutos llego con esa madera pintada mientras la limpiaba con la mano.
-Se me a ocurrido que podríamos hacerla en el bosque, ya sabéis en la casita aquella que hay allí.- Elena tomo la tabla entre sus manos mientras la observaba, todo aquello a ella le encantaba.
-Buena idea, ¿Sabes como va?-Erik se sentó a mi lado mientras los dos negábamos con la cabeza, me daba miedo la idea pero no tenia porque ser peligrosa.-Pues se trata de un vinculo con el mundo de los espíritus, no es un juego, es una magia poderosas, aunque no siempre funcione.-Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y mire a Elena que estaba tranquila y Erik que estaba emocionado.
-¡Mola! Pues a que esperamos.-Se levantó tendiéndome la mano para levantarme, la cogí y nos dirigimos a la casita que estaba perdida en medio de la nada, fui todo el camino de su mano mientras nos adentrábamos en aquel lugar, me daba pánico pero era mi intuición la que me decía que corriera. Elena iba tranquila con el tablero debajo del brazo y el vaso en la mano mientras Erik iba emocionado por la idea de hacer una ouija.

Al llegar a la casita, solo era un montón de palos simulando una casa, la puerta era una cortina, al entrar solo había unos cojines en el suelo, nos sentamos allí, Elena puso el tablero en el centro y el vaso, me costo poner el dedo pero me atreví y lo hice ya que ellos me observaban mientras lo hacía, en la cara de Elena una sonrisa picara ya que ella disfrutaba con aquello en la de Erik emoción ya que a él la magia le chiflaba en cambio en la mía había temor y respeto. El vaso no se movió ni un milímetro. De repente note un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, no era un escalofrío agradable como los de mis sueños, sino que era una gran energía emergiendo a mi lado, mire sorprendida pero solo estaba Erik, su mirada había cambiado.
Aparte el dedo temiendo lo peor y sentí la mirada de Elena en mi, sabía que no podía hacer eso pero era superior a mi mantener el dedo allí por más tiempo.
-Kasi, no debes apartar así el dedo, lo espíritus lo pueden tomar como una ofensa.- Su voz era tranquila, Elena me hablaba como si fuera una niña pequeña.
-Elena tiene razón Kasia, no deberías haberlo echo.-La voz de Erik era diferente, me daba terror, pero estaba segura que era producto de mi imaginación.
-Pero no se movía.-Mi voz temblaba, no podía evitarlo.
-Tienes razón por eso no a pasado nada.-Elena se levantó cogiendo el vaso y la tabla, salió de la casa con paso ligero al igual que Erik mientras yo los seguía. Erik vio como me quedaba rezagada ya que por el bosque podía llegar a ser muy torpe, tomo mi mano y la apretó, su tacto fue distinto, pero seguramente se debía a que le había estropeado la sesión y estaba enfurecido.
Al llegar a su casa la energía había desaparecido y Elena volvía a sonreír todo era normal de nuevo, por eso nos toco la tortura, sesión de belleza, a pesar mio y de Elena se paso el resto de la tarde jugando con nuestros cabellos, poniéndonos colorete y alguna que otra tortura.

Me pasé semanas hablando con Damien y luego explicándoselo a Erik. Esperaba que en ese día ocurriera algo ya que la niebla había adquirido sus ojos plateados. Al llegar a la puerta del instituto como siempre las conversaciones de cada mañana. Pero note de nuevo esa energía, mire a Erik y vi que miraba con desconfianza a Damien. Entones volví la mirada hacía Damien y vi en sus ojos de plata la misma desconfianza que en los otros de chocolate.
Parecía que tuvieran algo por lo que batallar y yo estuviera allí en medio sin saber que hacer, Erik parecía que quisiera algo que Damien estaba decidido a conseguir, parecía una competición a la cual yo ni estaba invitada.
Era extraño unos días me decía que a por él, en cambio otros era borde y decía que tenia que alejarme de él, pero había una cosa que me llamaba muchísimo la atención hablaba como si los celos lo impulsaran. Me tenían la cabeza hecha un lió, y por el otro lado Damien diciéndome que Erik era un chico extraño. No les entendía.

Esa tarde pensaba desconectar de las dudas, al llegar a casa me quite los tejanos y a cambio me puse mis pantalones cortos, unos pantalones negros que los tenía desde hacía unos cinco años, eran viejos y con algún que otro agujero. También me quite el top blanco y me puse la camiseta que parecía que un grupo de pumas hubieran jugado con ella sin contar las manchas de lejía que tenia la pobre, también me enfunde mis super chanclas viejas perfectas para regar, recogí mis rizos con una pinza dejando que los dos de siempre me cayeran por la cara ya que era imposible controlarlos.
Ese era el plan de la tarde, ir vestida como un harapo pero cómoda y regar el jardín con mi mp4 con mi música favorita, ya que mis padres no estaban porque hoy volvían tarde de trabajar.

Cogí mi manguera verde la enchufe, puse la música alta y me puse a cantar mientras hacía el tonto con el agua y regaba todas las plantas de delante de la casa, se que las de atrás no las regaría porque me cansaría antes, el jardín era bastante grande con muchas flores distintas y todas medio secas porque mi padre se encarga de ellas el fin de semana y yo no suelo encontrar tiempo o quizás no quiero encontrarlo para regarlas. Al acabar con el jardín delantero solté la manguera y acabé de cantar la canción que sonaba ya que era mi favorita, cuando pare el agua salí del garaje pare la música, miré ami alrededor orgullosa de mi trabajo y de repente le vi, Damien estaba allí de pie observándome mientras sonreía, sentí como la vergüenza se apodero de mi, ¿como puede ser que haya echo tanto el ridículo? Y lo peor de todo era que había visto mis harapos, desee que la tierra me tragara.

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